De la misma manera las referencias al «venir» o «ir» de Dios a un lugar específico son metáforas, y el significado literal es que Dios manifiesta su presencia en ciertos tiempos y lugares. Cuando Isaías exclamó, « ¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!» (Is 64:1, 2), estaba pidiendo la manifestación
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